La República de Polonia es una de las 27 naciones que componen la Unión Europea. Posee más de 40 millones de habitantes y 300.000 kilómetros cuadrados de extensión territorial. Limita con Rusia, Alemania, Lituania y otras naciones.
Su capital, Varsovia, es una de las ciudades más habitables del mundo, cumpliendo altos niveles de “capital humano y estilo de vida”, de acuerdo a The Economist. Esta ciudad existe desde el siglo XIII y algunas de sus zonas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La cultura polaca es muy particular y muy cosmopolita a la vez. Debido a su historia y a su diversidad étnica, las influencias regionales son varias. Algunas de ellas son las germánicas, las bizantinas, las latinas y las rusas. Como ya verás, la influencia de su vecino, Rusia, es profunda. Además, el pueblo polaco es, tradicionalmente, hospitalario y abierto a artistas, culturas y tendencias extranjeros. En los últimos siglos, Polonia puso el foco sobre la promoción cultural, que a menudo tuvo prioridad sobre la actividad económica y política. Si bien la capital es Varsovia, la ciudad de Cracovia es tomada como el epicentro académico-cultural del país.
La artesanía, como parte de la cultura, también se ve moldeada por infinidad de corrientes que la hacen única en el mundo. Aquí conocerás algunas.
Pisanka
El pisanka –pisanki. en plural- es un derivado del verbo polaco “pisac”, que, en el idioma antiguo significaba, más que nada, “pintar”. Esta forma de nombrarlo es acertada: el pisanka es un huevo —generalmente de gallina— que es pintado usando varias técnicas y es convertido en un ornamento colorido y muy bello -y posible de producir en casa-. Un dato tanto relevante como curioso es que esta tradición fue tomada por el cristianismo por la época de Pascua.
Algunas técnicas utilizadas para decorar estos huevos son:
- Kraszanki: consiste en hervir el huevo utilizando distintos elementos naturales para conseguir que se tiña de color. Un ejemplo de esto es el color marrón, que se consigue hirviendo al huevo en una olla con agua y cáscara de cebolla.
- Drapanki: esta técnica se basa en la utilización de un elemento filoso para rasgar la cáscara del huevo ya teñido y así dibujar diseños en líneas blancas —por el color natural del huevo—.
- Pacenka: se basa en pintar los huevos con colores. Es similar a la técnica anterior pero con la añadidura de pinturas en las que el huevo es bañado.
- Naklejanki: es la técnica en la que se colocan distintos objetivos —papeles de colores, pequeñas piezas de plástico de color, etcétera— en la olla con los huevos.
- Oklejanki: esta forma de decorar los huevos consiste en el tejido de una trama —con hilo o con juncos— alrededor del huevo.
Cerámica de Bolesławiec
Tradicionalmente producidas al suroeste de Polonia, en la ciudad de Bolesławiec, son consideradas como una de las cerámicas más bellas del mundo. El diseño tradicional de estas piezas incluye pintura azul cobalto, verde y roja, y se complementa con el color claro de la arcilla local.
Esta tradición tiene numerosos siglos de antigüedad: viene desde la Edad Media. Hoy en día se sigue practicando y es típica de Polonia. Cada pieza es producida a mano, con arcilla local —cocida a altas temperaturas—, y estampada también manualmente con detalles únicos, luego recubiertos por esmalte sin plomo.
Los productores originales de estas cerámicas son las empresas:Ceramika Artystyczna, Zaklady Ceramiczne Bolesawiec, Cer-Maz, Manufaktura, y WR Unikat. Muchas veces, se pueden confundir estas piezas originales con otras falsas. El método para no caer en la trampa es controlar que la pieza esté marcada por el fabricante y tenga un sello distintivo que diga: “Hecho en Polonia”.
Importante: las piezas son muy útiles en la cocina ya que tienen la capacidad de resistir el calor de los hornos de microondas y convencionales, y también el frío de los congeladores y freezers.
Muñecas Kaszubka
Estas muñecas son centrales en Polonia: han sido designadas como el elemento nacional por el Ministerio de Cultura polaco.
Las muñecas Kaszubka vienen con vestidos pintorescos o ropa popular de la región. Están todas hechas a mano, una práctica mantenida desde hace siglos. Son reconocidas por su valor cultural y su calidad, y, a la vez, son quizá uno de los mejores regalos.